En la década de los 90, comenzó el boom de los barrios cerrados en Argentina por la creciente demanda de una vida más tranquila y en contacto con la naturaleza. Una tendencia que continúa vigente hasta el día de hoy. 

Sin embargo, en el contexto actual, se hace cada vez más necesario contar con un servicio integral de seguridad y un equipo de profesionales capacitados para garantizarlo.

Los barrios cerrados no son la excepción a esta necesidad y cuentan con ciertas particularidades que es importante tener en cuenta a la hora de pensar en seguridad.

En primer lugar, todos los barrios privados deben contar con un equipo de personas que desempeñen funciones de seguridad y garanticen el correcto cumplimiento de las normas de convivencia. 

El personal de seguridad debe llevar a cabo una vigilancia dinámica. Por lo general, se lleva a cabo con vehículos que patrullen las calles internas.

También es importante destacar el control de acceso al predio. Quienes viven en barrios cerrados valoran mucho la seguridad y la tranquilidad a su alrededor, por lo que confían en que no sólo personas invitadas por las familias del lugar podrán ingresar.

Además del control de accesos, es necesario contar con una infraestructura destinada y orientada a la seguridad: cercas, muros, puestos de vigilancia, alarmas, entre otros. 

Para garantizar un servicio de seguridad integral es necesario contar con una central de monitoreo y un sistema de cámaras de alta tecnología que permitan vigilar las instalaciones del lugar de manera permanente. Esto no sólo evitará posibles robos e ingresos indeseados, sino también otro tipo de accidentes e incluso el incumplimiento de las normas por parte del personal y de los mismos vecinos.

Un sistema integral articula el uso de diferentes tecnologías y dispositivos que puede incluir:

• Protección perimetral a través de CCTV, barreras infrarrojas, sensores y video analítico.
• Control de acceso mediante sistemas de reconocimiento facial, dispositivos biométricos y de lectura de huella digital.
• Software de visitas.
• Control de tiempos y asistencias.

Finalmente, un barrio privado debe tener ciertas normas de convivencia entre los residentes del lugar. Como, por ejemplo, en qué horarios está permitido hacer ruido, qué días se pueden realizar festejos o qué usos se le dará a los espacios comunes.

Un buen sistema de convivencia es fundamental para garantizar la seguridad de todos.

De esta manera, podríamos concluir que hay cuatro pilares fundamentales a la hora de pensar la seguridad en un barrio privado.

• las normas de convivencia
• los recursos humanos
• la infraestructura
• la tecnología.

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Cada barrio privado es diferente y, por eso, es necesario llevar a cabo un análisis y una evaluación del ambiente para identificar posibles riesgos y planificar la estrategia de seguridad.

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Contenido producido originalmente por Sabio Marketing para Secutec